Reporteros Sin Fronteras manifiesta su preocupación por las incursiones militares en las favelas brasileñas. En especial en las de Río de Janeiro, donde estas operaciones de “pacificación” han cobrado especial relevancia de cara a la celebración del Mundial de Fútbol 2014, y de los Juegos Olímpicos, previstos para 2016. Además, una ola de violencia contra los profesionales de los medios de comunicación se extiende por todo el país. Tres periodistas han sido atacados en lo que va de mes.
“El combate al crimen organizado es necesario, pero no puede justificar la creación de enclaves donde se limiten las libertades públicas fundamentales. El Ministerio de Defensa debe mostrarse intransigente en esta materia” exige Reporteros Sin Fronteras, que lamenta que estas incursiones del ejército hayan terminado afectando a vecinos y a medios de comunicación locales. “Los periodistas locales deben poder ejercer su profesión con las mismas garantías de seguridad que el resto de sus compañeros y su trabajo debe verse igualmente libre de la censura”, considera RSF.
El 2 de Octubre de 2011 se difundió un video, rodado por el reportero local Patrick Granja, donde se mostraba la brutal paliza propinada por ocho militares a un vecino del Complexo do Alemao, un conjunto de trece favelas de Río de Janeiro. Tras la divulgación de la pieza captada por Granja en las webs del periódico A Nova Democracia (AND) y de la Agência de Notícias das Favelas (ANF), los militares intentaron impedir al día siguiente que los periodistas de dichos medios grabaran nuevas imagenes en la favela. Se les prohibió filmar, alegando que no tenían una autorización emitida por los propios militares, que a su vez aprovecharon para grabar a los periodistas.
A pesar de que los superiores del ejército hayan pedido disculpas posteriormente, Reporteros Sin Fronteras comparte la preocupación expresada por la ANF, que considera que algunas zonas o barrios de Brasil viven en un estado de excepción que impide el ejercicio normal del derecho a informar.
Los periodistas brasileños siguen indefensos en determinados territorios, especialmente los profesionales de medios de comunicación locales, comunitarios o alternativos. Una situación extensible también a los blogueros. Cuatro periodistas han muerto asesinados en 2011 por causas relacionadas con el ejercicio de su profesión. La lucha contra la impunidad, aunque existente, varía mucho de unas zonas a otras.
En menos de una semana se han producido tres ataques graves en diferentes regiones del país que exigen una respuesta inmediata de las autoridades. El 3 de octubre, en Russas (Ceará), el domicilio de Cid Ferrerira, presentador de la radio comunitaria Asaibú Fm, fue tiroteado. Dois dias después, el automóvil de otro periodista, Sérgio Ricardo de Almeida da Luz, sufrió un atentado similar en Toledo (Paraná). El 9 de octubre, en Itaporã (Mato Grosso do Sul), fue agredido el periodista António Carlos Ferrari.
